domingo, 18 de mayo de 2014

Evasión.

La vida no es fácil, pero hay métodos de evasión propia. Ya sean buenos o malos, los hay. Los buenos los eligen las personas que tienen esperanza en si mismos, en que piensan que pueden salir de todo. Que pueden ser felices y olvidar que en un pasado todo era oscuro. Los malos los eligen las personas que ya no pueden más con nada, que cada día es un infierno para ellos. Que ya no tienen ganas de levantarse por la mañana e intentar mejorar las cosas. Esos métodos son como una espiral, nunca sales de ellos, cada vez profundizas más. Son perjudiciales y dejan secuelas. Si una persona que no ha perdido la esperanza, elige métodos malos, suele ser para llamar la atención, cosa que es preocupante. Aunque cada caso sea personal. Ojalá haya una mano que te ayude a salir de todo eso, yo por suerte la he encontrado y siempre le agradecerá todo, ya que se puede decir que me está salvando la vida. 



Itta.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Debilidad.

¿Nunca habeis tenido esos días en los que sentís que todo el mundo esta en contra vuestra? O la mayoría al menos. Ir por la calle, que todo el mundo te mire y te grite cosas. Feas. '¡Mirale que piernas lleva! Gordas, y encima llenas de cortes' 'A este paso el mes que viene no le hace falta autobús, va rodando por la general' 'Gorda'. Sobre todo esa palabra de cinco letras. Que hace que reflexione. Que piense 'No me puedo obsesionar, son solo palabras, de desconocidos, no me puedo obsesionar con ellos, solo palabras. Solo palabras'. Pero, ¿Sabeis que? Ya es tarde. Demasiado tarde. Para que engañarnos. Nunca saldré de esto. Es un pozo sin fondo. Solo a veces, hay alguien que te tira una cuerdecita para que salgas. Y este no es mi caso. Tengo una obsesión y un terror enorme a todo lo relacionado con mi peso. Y mi cuerpo. Pero dentro de mi hay una parte que quiere dejar atrás todo. Que quiere dejar de marearse con cada pequeño esfuerzo que hace. Que quiere dejar de desplomarse. Olvidar esos dolores de cabeza. Que quiere dejar de estar débil a cada momento. Quiere tener ganas de vivir. Nada. Dentro de mi sigue habiendo una niña, esa que no pude sacar por tener que madurar antes a la fuerza, y que ahora quiere salir, pero ya ha pasado la oportunidad para eso. Sigo queriendo luchar y dejar de llorar, no dejar que nadie me hunda, pero es imposible. Siempre que levanto cabeza, lo más mínimo, viene alguien y me hunde más. En mi interior habrá alguna esperanza, pero no la encuentro. 



Itta.

martes, 13 de mayo de 2014

Mentiras.

I told another lie today 
And i got through this day 
No one saw through my games 
I know the write words to say 
Like "i don't feel well," "i ate before i came" 
Then someone tells me how good i look 
And for a moment, for a moment i am happy 
But when i'm alone, no one hears me cry 

I need you to know 
I'm not through the night 
Somedays i'm still fighting to walk towards the light 
I need you to know 
That we'll be ok 
Together we can make it through another day 

I don't know the first time i felt unbeautiful 
The day i chose not to eat 
What i do know is how i've changed my life forever 
I know i should know better 
There are days when i'm ok 
And for a moment, for a moment i find hope 
But there are days when i'm not ok 
And i need your help 
So i'm letting go 

I need you to know 
I'm not through the night 
Somedays i'm still fighting to walk towards the light 
I need you to know 
That we'll be ok 
Together we can make it through another day 

You should know you're not on your own 
These secrets are walls that keep us alone 
I don't know when but i know now 
Together we'll make it through somehow 
(together we'll make it through somehow) 

I need you to know 
I'm not through the night 
Somedays i'm still fighting to walk towards the light 
I need you to know 
That we'll be ok 
Together we can make it through another day.

Superchick-Courage.

lunes, 12 de mayo de 2014

Infancia desvanecida.

Ahora que todo ha cambiado, ahora que mi vida ha dado la vuelta, me pongo a pensar en lo que yo era hace tres años. Yo era una niña feliz, sin complejos ni preocupaciones que fuesen más allá de sacar buenas notas en el instituto, con amigos a mi alrededor, me llevaba genial con mi familia, era feliz, a mi manera. ¿Donde quedó todo eso? Eso quedó escondido en un baúl que no se donde puse. ¿En que me he convertido? En alguien totalmente diferente. Mi personalidad ha cambiado, maduré antes de lo debido, por obligación. Ahora me alegro de haberlo hecho. Pero tres años de mi infancia se desvanecieron. Con once años tenía que pensar como una persona de quince. O maduraba de golpe, o me comían. Pensando cada día en lo que haría cada día para no encontrarme con aquellas personas, cada noche en vela pensando en que haría al día siguiente para no coincidir. Cuando conseguía dormir a las pocas horas me despertaba llorando, agarrada fuertemente a las sábanas, gracias a esas pesadillas. Esas pesadillas que casi cuatro años después siguen siendo igual de efectivas en mi. Y las pesadillas venían con ansiedad, depresion, y varios intentos de desaparecer de este mundo. Mi cuerpo lleno de heridas. Queriendo desvanecerme. Me encontraba en el límite de mi cordura. Cuando ya me acostumbré a ello, pensaba que no podía estar peor...JÁ. Vinieron los malditos complejos. ¿Porque yo era así cuando podía ser más bonita y más delgada? Por esas palabras tan dañinas dirigidas a mi, que me dolían tanto como mil espinitas de cristal. Empecé a dejar de comer. Mi estómago se cerraba poco a poco. Desmayos, ansiedad, obsesión por mi peso y miedo a esa maldita báscula. Todo sin que mis familiares se dieran cuenta. Eso duró poco, hasta que empecé a comer...pero desgraciadamente eso no duraba mucho dentro de mi estómago. Era horrible, cada vez tenía menos fuerzas y menos ganas de todo. Ahora me encuentro entre medias de todo. Mi depresión no cesa, mis pesadillas no desaparecen, mis complejos mucho menos. Ese miedo. Que no desaparece. Hacia esa maldita báscula que me mira desde mi cuarto. A la que no soy capaz de acercarme. Aqui sigo. Al límite de mi cordura de nuevo. 

Son lágrimas diarias, que no paran. Sentimientos de culpabilidad por todo. Como una vida puede cambiar por completo. En tan solo cuatro años. Todo tan diferente. Dentro de mi siempre estará esa niña que desea salir de nuevo para acabar de experimentar sus últimos años de infancia, pero ya es tarde. Demasiado tarde. 





Itta.                                                                                                                                                             

domingo, 11 de mayo de 2014

El amor es amor, da igual entre quienes sea.

Esa ideología de 'Si eres bisexual es porque estás confundido o porque haces a todo' ¿HOLA? ¿ALGUIEN COHERENTE EN ESTE MUNDO? Si eres bisexual es porque te puedes enamorar de alguien sin importar su sexo, eso es amor. Pero claro, si no haces lo 'Normal' ya está mal. Como todo. Ser bisexual es que no te importe el sexo de la persona a la que quieres, y puede que acabes amando; que no te importe si es mujer u hombre. Es una identidad sexual tan válida como otras, no hay más. Hacen preguntas como '¿Por que te gustan los hombres?' a un gay o un '¿Por que te gustan las mujeres?' a una lesbiana.  ¿Y PORQUE TE GUSTAN A TI? ¿EH? ¿NO SON PERSONAS ACASO? En fin, la sociedad es así, y no hay remedio para ella. La coherencia brilla por su ausencia.


Itta.  



Alicia. (1)

Aqui os dejo uno de mis relatos, titulado 'Alicia'

“No te pongas triste, todo saldrá bien”. Eso decían, si. Tan fácil es pronunciar siete palabras y hacer como que has apoyado a alguien. ¿La acción del buen día? Perfecto. El problema es que esa persona a la que “apoyas” no esta lo suficientemente bien como para refugiarse en simples palabras.
Me llamo Alicia. Tengo quince años, y según me han dicho, soy mentalmente inestable. Já, nada nuevo. Mi vida no es gran cosa, nunca lo ha sido y nunca lo será, pero hay algo destacable, la razón por la que me volví así. Siempre fui la típica niña “gordita” a la que todo el mundo atacaba. A los ocho años eso era aguantable, ya que con un “¿Te has mirado en el espejo?” me bastaba. Poco a poco, las personas que creía mis amigos se iban distanciando. Y al entrar al instituto esto empeoró. Me vi sola, completamente SOLA. Porque claro, nadie quiere estar con la rarita. A mi eso me daba igual, ya que yo tenía a mis amigos fuera del instituto. Fui aguantándolo poco a poco. Dos años más. El verano de mis catorce fue bastante bueno. Me alejé de casa, del instituto y de esas cosas a las que la gente llama “personas”, marche a Alicante. Era feliz, hasta el momento en que la persona de la que menos me esperaba nada malo, me dio una puñalada trapera. Marcos. El era mi mejor amigo, aunque yo sentía algo más que amistad por él, nunca se lo dije. A mediados de julio me pidió salir. Claro, yo tan inocente, tan enamorada de el, cedí. Todo era color de rosa hasta que el día en que le vi besándose con otra chica que no era yo, justo dos días antes de volvernos a Madrid. Genial. El dolor era tan profundo que no me salían lágrimas. Plantada en la estación. Se me paró el corazón y de repente noté una fuerte agonía en el pecho, me fallaban las piernas y mi felicidad se iba apagando por segundos. Y después de eso vinieron las lágrimas. Tantas que no sabía si iba a parar algún día. Total, llegué a casa y me preguntaron que que me pasaba, y yo pronuncié mi primer “Nada.” Falso. Me subí al cuarto, con la música a todo volumen, y a llorar. Toda la noche. Me sentía rara, porque era mi primera experiencia en ese sentido. Estuve como dos semanas sin apenas ganas de comer, sin ganas de moverme, sin ganas de respirar. Encerrada en mi cuarto, en esa esquina en la que no se me veía, escondida. Era como mi pequeño refugio. Pasaron los meses y me prometí a mi misma no volver a confiar en ningún chico. Tras Marcos.
Septiembre. Hojas caer. Principio de curso. Lo tomé como una oportunidad para empezar de cero, ya que nadie me reconocía. Había cambiado completamente. Tanto físicamente como psicológicamente. Adelgacé bastante, aunque no demasiado. Mi pelo era teñido y tenía colores fantasía en el pelo. Vestía de oscuro y bastante extravagante. Dejé de lado toda la música y me centré en el Rock y en el Metal. Y descubrí el anime. Dibujos japoneses. Me veía a mi misma más sádica, más dependiente. No necesitaba nada ni nadie. Pero, ¿Empezar de cero? No. Ahí empezó lo peor. Me volvían a acosar tras meses estando tranquila. Pero en ese caso se metían con mi físico, atacaban donde sabían que dolía, y no recuerdo el momento exacto en el que empecé a comer cada vez menos y menos, hasta llegar al punto de que me bajaba el azúcar y la tensión, me mareaba. Pero ante todo no comía. ¿Para qué? Eso solo servía para engordar. Me miraba al espejo y me pesaba cada día, derrochaba lágrimas hasta el día en que necesitaba soltar toda esa rabia acumulada hacia mi misma, ese odio. Miré por mi cuarto, lo primero que encontré: Un sacapuntas. Mi mente sádica y depresiva me hizo buscar un destornillador, y pocos minutos después me veía tranquila, aun llorando, pero sin rabia en el cuerpo. Mi cuerpo goteaba sangre. Mis muñecas dolían, mis piernas también, mi abdomen no se libraba…pero me sentía desahogada. Hice lo que nunca me imaginé haciendo: Me había cortado toda parte de mi cuerpo que odiaba. Poco a poco fui desarrollando una especie de necesidad de sentir ese dolor, ese calor en mi cuerpo, ese escozor en las heridas. Nadie sabía nada, porque yo no era la típica chica que se autolesionaba y ponía fotos en las redes sociales para ver como la gente le decía que no hiciese eso. Yo me lo guardaba, como era obvio. Mi mente fue volviéndose más depresiva, cada vez más. Aguantando insultos, día tras día, hora tras hora, cada minuto en mi cabeza se oía la palabra “GORDA”. Nunca me quejé, ya que estaba de acuerdo con eso, y aunque me dijeran que no, yo lo sentía. Y así fueron pasando los meses. Yo cada vez con menos ganas de vivir, de levantarme cada día, llorando cada noche pensando en lo idiota que era, lo inútil que me sentía. Ya no sonreía, ya no quería hacer nada. No tenía ganas de salir. No tenía amigos, me sentía atacada por todos. Cada vez iba adelgazando más y mas.


Abril. Semana Santa, yo ya perdí mi esperanza en mi vida. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Cogí bolígrafo y papel y escribí estas palabras:
“GRACIAS PAPÁ, GRACIAS MAMÁ, GRACIAS POR HABERME DADO LA VIDA PERO YA NO PUEDO MÁS. SE ME HAN ACABADO LAS FUERZAS PARA VIVIR. LO SIENTO. OS QUIERO MUCHÍSIMO.

                                               ALICIA.”



Me senté en el suelo de mi cuarto, cogí la misma cuchilla del sacapuntas con el que me corté el primer día y empecé a rajar mi brazo. Pero esta vez no era horizontalmente. Me cansé. Rajé verticalmente. Lloraba. Me desangraba pero seguía adelante. Dolor, rabia, sufrimiento. Eso se iba a acabar, llegué al final del antebrazo y solté la cuchilla. Me desplomé. Me iba desvaneciendo poco a poco. Perdí el conocimiento. Fallecí. Podía oír como mi madre lloraba, mi padre maldecía todo lo maldecible, y rabioso, golpeaba la pared. Puedo decir que mi muerte fue causada por la sociedad, más intoxicada que nunca. Personas que hacen daño y no saben las consecuencias. Y así acabé. Anoréxica, depresiva, y suicida. Fui una de las muchas personas que sufrieron eso. Y no seré la última, desgraciadamente.


La sociedad está intoxicada, y cada vez más. Es una pena, pero nunca tuve fe en la humanidad. Los denominaba monstruos. Lo que son. Me llamo Alicia, y esta es la historia de mis últimos momentos invadidos por el peor asesino existente: La sociedad."



Itta.

Delirios.

Bueno. Empecemos planteándonos una pregunta, ¿A que aspiráis las personas que vivís única y solamente para hacer daño a los demás? No me entra en la cabeza. Luego me llamáis asocial y borde, pero es que es todo cierto. "Eres una gorda" "Eres es una emo de mierda" "Das asco" VAMOS A VER. Esas palabras hacen daño. ¿Sabéis? Hay personas que lo saben llevar mejor que otras, para que negarlo. Pero siempre afectan. Esas simples palabras pueden hacerse mundos para otras, destrozarles por dentro. Y lleva sus consecuencias. En cada persona son diferentes. Unos simples cortes, lo que vosotros llamáis 'Llamar la atención'; Anorexia, Bulimia, Depresión y Ansiedad son solo algunas de las consecuencias. Parece que no, pero es así. Es justamente eso. Vuestras acciones pueden llevar a alguien a cometer tales acciones. Y está demostrado. Simples palabras, simples actos que conllevan a algo tan grave. Esas personas tienen un corazón. Y vosotros no, porque no tenéis vida. No tenéis nada mejor con lo que entreteneros que atacar a otras personas. Dejáis secuelas, muchas. De nada. 



Itta.